01 de juliol 2009

Ocells barcelonins, abans i ara



Els que patim la síndrome de Diògenes de vegades ens enduem una alegria remenant allò que no remenàvem de feia temps. Aquest cop l’alegria s’ha presentat en forma de reportatge de La Vanguardia –o, parlant amb propietat, de La Vanguardia Española, perquè aquest és el títol que apareix a la primera plana de l’exemplar de diumenge 1 de juliol de 1973, avui fa exactament 36 anys.
El reportatge tracta els ocells del casc urbà de Barcelona. Curiosament, el suplement “ES” de La Vanguardia (sense adjectius) de dissabte passat (27 de juny) dedicava unes pàgines a la fauna urbana, i els ocells de Barcelona hi ocupen un lloc prou important. Només cal mirar-ne la portada. L’escrit de l’any 73 el signa Francisco Ferrer Lerin, i l’actual és de Mayte Rius. Comparar-ne els continguts és un exercici summament interessant, tant per raons ornitològiques –podem veure l’evolució d’algunes poblacions com la de Garsa o d’Estornell, l’aparició d’espècies “noves”,...- com socials.
Reprodueixo el reportatge de Ferrer perquè cada lector n’extregui les seves pròpies conclusions –el de Rius encara és fàcil de trobar. Ara, sí que m’agradaria que comparéssiu els paràgrafs inicials de tots dos. Ens adonarem que el que no ha canviat és la nostra percepció de la fauna urbana.

“EL CASCO URBANO DE BARCELONA ALBERGA CINCUENTA ESPECIES DISTINTAS DE AVES.
Un observador poco atento juraría que en Barcelona sólo quedan dos aves en libertad: los gorriones y las palomas. Algunos quizá recuerden las nubes de estorninos que invaden la Plaza de Cataluña en sus emigraciones y los chillidos de los vencejos en las mañanas veraniegas. Sin embargo, lo cierto es que en el casco urbano de la ciudad pueden observarse, a lo largo del año, más de medio centenar de especies, algunas tan reñidas con el asfalto como el martín pescador, representado en primer lugar en esta página, junto a la abubilla, el carbonero y el colirrojo real. Nuestro reportaje de la página 3 trata ampliamente de esta insospechada avifauna ciudadana.”
DESDE la colina que los textos medievales denominan Mons Taber, la ciudad romana Barcino debía contemplar un sugestivo panorama. Flanqueada por los deltas del Llobregat y del Besos, respaldada por las suaves ondulaciones arboladas de la cadena litoral y teniendo frente a sí el radiante mar Mediterráneo, la pequeña unidad urbana sería una isla en medio del exuberante soto que entremezclado de lagunas y marismas ocupaba la llanura.
Los árboles, el monte bajo, los carrizales, las charcas, las playas, los ríos, en una fase prácticamente virgen, albergaban una variada fauna. Jabalíes, ciervos, corzos, gamos, lobos, osos, linces, compartían con buitres, águilas, milanos, azores. garzas, ánades y multitud de aves, mamíferos y otros vertebrados de menor tamaño, un dominio apenas tocado por el hombre.





Poco a poco, el medio es modificado. La expansión de la ciudad y de los cultivos, la desecación de las zonas lacustres, la canalización de los ríos, 1a desforestación, la apertura de caminos, la introducción de animales foráneos, la caza y la ganadería, actúan durante el medioevo y la edad moderna de forma irremisible. Pero, es a partir del siglo pasado y sobre todo a partir de las últimas décadas del presente, cuando la degradación del entorno barcelonés adquiere caracteres dramáticos. La explosión demográfica y la industrialización, quizá por su enorme rapidez expansiva, no pueden ser planificadas de un modo satisfactorio y la anarquía urbanística, sumada a 1a motorización y al amontonamiento de residuos industriales y domésticos, barre lo que quedaba de aque1 idílico marco en el que la ciudad se hallaba envue1to.
Hablar, pues, de la actual avifauna de la ciudad de Barcelona, especialmente de la avifauna de la ciudad de hierro y cemento que constituye su núcleo urbano, de ese sector <> que excluye las playas, el Tibidabo y Montjuich, parece tarea inútil, pero sin embargo, no lo es en absoluto.
Un observador apresurado reduciría el número de especies a dos: las palomas y los gorriones. Quizás algunos añadirían <>. Pocos ampliarían la 1ista y poquísimos facilitarían los nombres correctos. No obstante, el número de especies que a lo largo del año se pueden observar en 1a ciudad, bien sea porque son sedentarias, porque están de paso, porque invernan o porque vienen en verano a nidificar, supera con creces las cincuenta.

Las aves, igual que los mamíferos, son una <> zoológica. Dentro de dicha clase se encuadran los <> que a su vez se dividen en <> y estos en <>. Esta clasificación se confecciona atendiendo a diversos criterios que, a veces, emparenta animales de apariencia tan dispar como el jilguero y el cuervo y que en cambio separa el vencejo de la golondrina pese a que por ciertos rasgos de su comportamiento parecen especies próximas. Los pájaros, en sentido estricto, son uno de los órdenes en que se distribuyen 1as aves, y aunque en el uso corriente <> y <> resulten sinónimos, no lo son para la ciencia: resumiendo diremos que todos los pájaros son aves, pero no todas 1as aves son pájaros.
La mayoría de 1as aves que se pueden encontrar en la ciudad de Barcelona pertenecen al orden de los pájaros.. La mas abundante y popular es el simpático gorrión que, a través de su nombre latino -Passer- ha dado 1a palabra <> y del que en España tenemos varias especies. El que reside en la ciudad de Barcelona es el gorrión común -Passer domesticus-, especie hasta tal punto adaptada a1 hombre que no se le conoce con exactitud su <> originario. Los jardines y los parques -cada día mas escasos- ofrecen refugio a numerosas especies que en otoño y primavera recorren el litoral mediterráneo camino de sus cuarteles de invierno y de sus lugares de nidificación. La curruca zarcera -Sylvia communis-, el colirrojo real -Phoenicurus phoenicurus- el papamoscas cerrojlllo -Ficedula hypoleuca- y otros insectívoros, permanecen algunas horas descansando y si se dan determinados factores -condiciones climáticas adversas para reemprender la marcha, agotamiento, abundancia de comida- pueden demorar la estancia durante unos días. El mirlo común -Turdus merula-, el carbonero común -Parus major-, el herrerillo común -Parus caeruleus-, la lavandera blanca -Motacilla alba- y lavandera cascadeña -Motacilla cinerea-, se pueden ver en todas las estaciones y son frecuentes nidificadores en árboles y muros. En invierno, llegan del Norte, para aprovechar la benignidad de nuestro clima, muchas especies: estornino pinto -Sturnus vulgaris-, colirrojo tizón -Phoenicurus ochruros-, pinzón vulgar -Fringilla coelebs-, petirrojo -Erithacus rubecula-, etcétera; mientras que en verano el ruiseñor –Luscinia megarhyncha-, el papamoscas gris -Muscicapa striata-, el avión común -Delichon urbica- y la golondrina común -Hirundo rustica- alegran, cada vez con menor número, nuestras frondas y nuestro cielo.

Esta larga lista de pájaros está constituida en su mayor parte por insectívoros y la consecución del alimento, en un enclave tan poco <> como el que tratamos, resulta difícil. Hay amplios sectores de ciudad donde no existen jardines –reserva de jnsectos y otros invertebrados- y sin embargo aves como el mirlo y las lavanderas se hallan presentes. Sus <> resultan sorprendentes. En primer lugar se hallan los patios, terrazas y azoteas donde hay perros: los excrementos atraen moscas", mariposas, etcétera. En segundo las macetas: jardines en miniatura en los que pueden encontrar pulgones y orugas. En tercero los árboles, que además en el caso de los mirlos
les permite construir nidos (las palmeras de la Diagonal, en su tramo Muntaner-Tuset, albergan 2 parejas), Y en cuarto lugar las jaulas para pájaros instaladas en fachadas y balcones, donde la comida para insectívoros que se facilita a los desgraciados ocupantes de estas prisiones cae a menudo fuera y es aprovechada por las aves libres, siempre atentas a nuevas fuentes alimenticias.
Los dos representantes de la familia de los córvidos que se hallan en la ciudad escapan un poco a la siniestra mitología que el vulgo atribuye a 1a familia. La grajllla -Corvus monedula- parece un cuervo reducido de tamaño y es ave gregaria y común en toda España; en la ciudad de Barcelona es muy escasa y localizada. La urraca -Pica pica- se la ve con relativa frecuencia en algunos barrios residenciales de la ciudad y especialmente en los jardines del palacio de Pedralbes.
Las aves no pájaros son mucho menos abundantes. La única excepción la constituyen los vencejos que llegando a finales de la primera quincena de abril, en considerable número, permanecen hasta el mes de agosto. Estas aves, que normalmente son confundidas con golondrinas, presentan curiosas características. Una, es que los individuos no reproductores, y que por lo tanto no construyen nido, duermen en vuelo; comportamiento ilustrativo de 1a alta adaptación al medio aéreo de unos seres que dejados en el suelo no pueden remontarse si con sus breves patas no se encaraman a un promontorio del terreno. La otra característica interesante reside en el hecho de que el vencejo común -Apus apus- se ve acompañado, desde hace pocos años, por un congénere mucho mayor de vuelo aún más rápido: el vencejo real -Apus melba-, antes exclusivo de las montañas y que aprovecha de forma paulatina los grandes edificios urbanos -sustitutos de los cantiles de las sierras- para construir sus nidos en los orificios y grietas situados a gran altura del suelo.
La abubilla -Upupa epops- y la .chocha perdiz -Sco1opax rusticola- de paso, el martín pescador -Alcedo atthis- ocupante invernal del 1ago de la Ciudadela, las gaviotas argéntea -Larus argentatus- y reidora -Larus ridibundus- a la captura de alimento sobrevolando el mercado central de pescado y el zoo, la lechuza común -Tyto alba- y el mochuelo –Athene noctua- raros habitantes de ruinas y desvanes en puntos periféricos, y el autillo -Otus scops- huésped veraniego de jardines de la parte <>, son otras aves, pertenecientes a variados órdenes, más o menos fáciles de observar.
Las palomas, por su carácter doméstico, no deberían constar en esta relación, pero nos sirven de nexo para tratar de un ave, la más espectacular, rara y bella de todas las que nos visitan: el halcón comun -Falco peregrinus-. Atraído por las concentraciones invernales de estorninos en la plaza de Cata1uña, aparece, en algunas ocasiones, una rapaz rapidísima, casi invisible desde la calle, que en fulminantes picados trata de capturar alguno de los innumerables pájaros. El régimen alimenticio de esta ave, su beneficiosa acción depredadora, significarían 1a solución perfecta al problema de las palomas. Los frecuentes individuos tarados -cojos, semiciegos, sarnosos- que pululan por nuestras calles serían pronto eliminados por los halcones si el hombre, en su estúpida catalogación sentimentaloide, no hubiera otorgado al halcón el adjetivo de especie no grata. Una pareja establecida en lo a1to de la iglesia de Santa María del Mar fue rápidamente eliminada en aras de 1os equivocados intereses de una sociedad colombófila, sin ver que las rapaces sólo capturarían los ejemplares callejeros, en los que es más habitual encontrar taras, y que de matar a1gún palomo de competición contribuirían a mejorar ,la raza al eliminar los de complexión mas débil.
La lista de aves barcelonesas es mucho mas extensa pero su numeración resultaría farragosa y en bastantes casos basada en observaciones excepcionales que 1a pujante afición por la naturaleza y por 1a ornitología en especial, permitirá, en tiempo no lejano, comprobar y en su caso añadir a 1as citas ya <> que se vienen confirmando desde hace años con periodicidad. La centralización en 1os ficheros del departamento de vertebrados del Museo de Zoología de Barcelona de los datos que observadores locales obtienen y que a menudo se desaprovechan, conseguirá, en relativo corto plazo, delimitar exactamente las proporciones y cualidades de esa masa alada que perceptible o imperceptiblemente nos rodea.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Hola,
Pienso que es muy interesante que las entidades que pueden hacerlo, organizen salidas para observar y conocer las aves, para gente poco iniciada, porque solamente encuentro cosas para ornitólogos y personas que entienden mucho. En primavera participe en una salida un domingo por la mañana con un grupo pequeño i un guia naturalista y aprendí muchísimo , el próximo dia 4 de octubre de 2009 inician las salidas de otoño, yo ya me he eapuntado os paso el contacto por si os interesahttp://www.castellsdelleida.com/index.php?module=pnactivitats&nav=activitat&pid=333 , Saludos.

David Moret ha dit...

Gracias por tu comentario. Si estás interesado en salidas para conocer fauna urbana, el Museu de Ciències Naturals organiza salidas familiares por el Parc de la Ciutadela regularmente. Más amplio es el programa de actividades de Galanthus. En este mismo "blog" tienes el enlace.